Las dos primeras acepciones de esta palabra según la RAE son:
1. tr. Probar y examinar prácticamente la virtud y propiedades de algo.
2. tr. Notar, echar de ver en uno mismo una cosa, una impresión, un sentimiento, etc.
En nuestra profesión, esta palabra debería reflejarse en todos los trabajos de cierta envergadura, porque es a lo que debemos aspirar si queremos, al menos intentar, que algo funcione a lo grande.
No estamos en un campo como las matemáticas, la física (aplicada, como en la arquitectura) o la mecánica donde todo es cuantificable y los resultados son predecibles. Estamos en un campo donde un “Be water my friend” o un “Te gusta conducir” te llevan a pensar inmediatamente en una marca, porque te hicieron sentir, experimentar, algo cuando viste estos anuncios.
Ya sea diversión, emoción, alegría, tranquilidad, tienes que hacer sentir el mensaje al receptor para que se quede en su mente algo más de lo que dura el visionado de un anuncio, la audición de una cuña de radio o la lectura de un anuncio. Y para conseguir eso, muchas veces es necesario recurrir a la primera acepción de experimentar (Probar prácticamente la virtud y propiedades de algo), debemos hacer una prueba y ver si funciona.
Los años de experiencia en nuestro trabajo ya nos indican si algo funcionará mejor o peor, pero la importancia del probar cosas nuevas es darle esa vuelta de tuerca (a la que muchas veces nuestros clientes no llegan a atreverse, y es comprensible) que puede hacer que una campaña pase de inadvertida a viral.
Probar algo nuevo, experimentar y arriesgarse da miedo en muchas ocasiones, pero son los que prueban cosas nuevas los que llegan a triunfar, y siempre podemos buscar en que aspecto podemos experimentar, no tiene porque ser en una campaña. La comunicación, “la voz” de una empresa es mucho más que eso. Se puede experimentar con el trato hacia los clientes por parte del personal de una empresa, se puede experimentar añadiendo una llamada a la acción en nuestros tickets de compra o haciendo un simple cambio en nuestra web, tarjeta de visita o firma de email.
La experimentación es sencilla en determinados ámbitos como el digital y algo más compleja en otros como el editorial, donde arriesgarse en una revista de gran tirada es una inversión mucho mayor. Solo hay que tener claro lo que estamos dispuestos a arriesgar y ser capaces de atrevernos a extrapolar los conocimientos adquiridos a entornos de mayor impacto para que los resultados sean mucho mayores y notables.
¿Quieres sentir algo? ¿Experimentar para crecer? Hablemos!